Ahora que estoy rejugando el primer Metal Gear Solid (PSX) por enésima vez, en modo difícil, se da uno cuenta de la emoción y el reto que supone una dificultad en condiciones, que te obligue a «jugar bien», esforzándote al máximo por no cagarla porque hay poco margen de error. Las otras veces lo he jugado siempre en normal, y aunque no es demasiado facilón tampoco ofrece grandes retos, no hay que esforzarse para terminarlo.
La dificultad en los juegos
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